En el Bajo Belgrano, si se sale del tradicional conjunto de restaurantes de Sucre y Figueroa de Alcorta, no hay muchas opciones para cenar. Este Manero, a dos cuadras de la manzana fatídica, que reúne locales “top” como el espantoso “Sucre” o el más interesante – pero caro - “Bruni”, es una opción a tomar en cuenta. La propuesta está manejada por Carlos Schuster, una figura conocida del universo gastronómico porteño...
El lugar es blanco. Dentro y afuera. Con un bar estadounidense alargado, mesas bien distanciadas, mozos bien vestidos. La ambientación es limpia, pero falta un no sé qué. En algunos momentos, te da la sensación de cenar en un crucero yankee de los años 80, navegando entre Boston y Le Havre.
A ver… ¿Está bueno o no? En síntesis, Manero multiplica las buenas intenciones, que es a su vez una gran ventaja y un defecto. Hacen un brunch los domingos, algo que todavía pocos restaurantes se atreven a hacer, y me parece excelente que algunos lugares empiecen a investigar este campo, tan agradable. Tienen una carta de vinos pensada, con opciones inteligentes (el vino está bien servido además). Hay un maître, encabezando un ejército de mozos que te reciben, simpáticos y bien formados. Te proponen visitar la cocina, una atención que tiene mucho sentido: los tipos confían en si mismo, en la limpieza y en el orden de la cocina. Te traen el “amuse bouche” con pan casero para facilitar la espera. El bar anda por ahí, también, con sus posibilidades de tragos y buena carta.
¿La cocina? Llega con un poco de todo. Encontrarán chipirones (bien), salmón, cordero braseado (zafa), asado al horno de barro (rico), a veces surubí. Ah y hacen sushi también. Y ceviche. Hem. La carta es un quilombo… La propuesta, además, no sigue demasiado las estaciones por lo visto. Pero en el plato, está cocinado, está simple, y está bastante rico. Los platos están bien realizados, los productos utilizados correctos. Los postres se dejan comer, pero ahí el intento para seducir fracasa un poco con estas velas eléctricas azules que colocan junto al tiramisú: esto se quiere “in” y es “out”. Un toque kitsch que no va con el lugar.
Ahí está el problema: ¿Cuál es la onda del lugar? Todo y nada. No tiene línea. No tiene definición. Ni la ambientación, ni la propuesta gastronómica que anda por todos lados, ni la carta de vinos, ni nada, acá, te da la sensación de cenar en un lugar coherente. Están perdidos, sin estilo, sin definición, y esto se siente. Pero tienen compromiso con los comensales, y cuidan la calidad. ¿Hay que ir? Tímidamente, diría que sí. Para ver si piensan precisar un poco este lío…
Manero
Monroe 899 – Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Tel: 4787-4848
Tipo de comida: ¿kitsch?
Precio: contar un poco más de $100 por persona para comer bien y con vino.
Mi recomendación: Probar el brunch, ya que tienen uno. Hay que alentar estas iniciativas. Y compartir sus comentarios con el equipo del resto para que puedan tener idea de lo que deben hacer para definir un poco mejor este lugar…
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