Una entrada fresca para la temporada. Hoy en día, el tiramisu es un clásico que está muy de moda. En Europa, hasta se lo prepara con cualquier cosa, siguiendo la tradición de la “Nouvelle cuisine” de jugar con los nombres e ingredientes de los platos más tradicionales: así como se preparan “sushis de carne”, “tartares de pescados” o “sopas de melón”, el tiramisu ya no se elabora solamente con vainillas, café, crema a base de mascarpone y cacao amargo. En las cartas de muchos restaurantes, se ha vuelto una delicadez muy chic proponer un tiramisu de frutilla (tan común que llegó a cansar en Francia), a veces con un poco de albahaca, un tiramisu de peras, de manzanas, y a veces hasta salado, como lo presentó la antigua casa Lenôtre durante la pasada temporada primavera-verano.
En Argentina, esta manera de divertirse con los nombres no se observa demasiado. La mayoría de las veces, los chefs prefieren llamar un medallón de lomo “medallón de lomo” y una salsa blanca “salsa blanca”. Me parece bien. La verdad es que el jueguito de las denominaciones originales es un truco marketing, una técnica para diferenciarse que ya no diferencia nada ni nadie cuando se lo usa demasiado. Pero de vez en cuando, tiene el mérito de ser cómodo para explicar en pocas palabras de que se trata…
Necesitamos, para 4 entradas:
- 200g de mascarpone
- 10 cl de crema de leche
- 1 pimiento rojo
- 1 pimiento verde
- 1 berenjena
- 1 apio
- 1 zucchini
- Un buen aceite de oliva
- 100g de harina
- 50 g de manteca
- Unas hojas de albahaca
- ½ diente de ajo
- Sal gruesa
- Sal
- Pimienta negra
Cortamos en cubitos los vegetales. Los salteamos en una sartén con aceite de oliva, sal y pimienta.
Dejamos la manteca 15 minutos fuera de la heladera y la mezclamos con 100g de harina, usando las manos, hasta obtener una masa tipo “crumble” de textura arenosa. Salpimentar. Cocinar al horno hasta que quede bien dorado (180ºC ), y dejar enfriar.
Preparar un seudo-pesto: procesar las hojas de albahaca con un poco de sal gruesa y el ajo, agregar aceite de oliva hasta obtener una crema untuosa.
Batir la crema (tiene que estar bien fría) hasta obtener una chantilly (o sea hasta que este bien firme). Mezclar el mascarpone con un buen chorro de aceite de oliva (el elemento graso que reemplaza los huevos en la receta tradicional). Agregar la crema y salpimentar.
En unos vasos, disponer en el fondo la masa cocida y fría. Mojar con un poco de pesto y agregar cubitos de vegetales. Cubrir con crema y decorar, por ejemplo, con un poco de tomillo fresco. Servir fresco.
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